“QUIERO RETIRAR LOS CARGOS SEÑOR”

miércoles, 12 de marzo de 2008

por Regina Perea


La determinación de Nancy Verónica Quinteros de levantar la denuncia frente a las agresiones que sufrió no resulta sorprendente hoy en día, teniendo en cuenta la cantidad de víctimas de violencia familiar que regularmente retiran los cargos contra su agresor en nuestra provincia.
Es una realidad preocupante que además nos lleva a preguntarnos por los motivos.

Desde que la mujer inicia el camino de salida de la violencia, comienza a transitar por una serie de instituciones y organismos del Estado donde se encuentra con empleados que intentan hacerla desistir de continuar el proceso, interponiendo una serie de argumentos que terminan asustándola.

Por cada víctima que abandona el proceso administrativo /legal, se reduce bastante el trabajo de estos empleados “agobiados por tantos casos” Estos empleados utilizan la misma estrategia para hacer “favores” a familiares y amigos que se verían bastante complicados si las causas prosperaran. Debemos pensar también que muchos de estos empleados son violentos en su vida familiar sin que nadie los investigue ni lo sepa.

Generalmente la víctima de violencia familiar no tiene idea que “puede levantar la denuncia”; es casi siempre una persona conocedora del proceso la que le “acerca” esta idea haciéndole ver incluso la “inconveniencia” de haber denunciado al agresor. Y en este sentido debemos volver nuestra mirada a los abogados que aconsejan bastante seguido a las víctimas “retirar los cargos” a fin de llegar a un acuerdo con el agresor, por motivos que seguramente no escapan a sus intereses personales.

Hacia estos grupos deben dirigirse los Organismos de Derechos Humanos también cuando intentan comprender la complejidad de la problemática de la violencia familiar y para entender lo incomprensible de esta determinación que tomó Nancy días atrás.

Sin lugar a dudas hay cuestiones de orden interno que la mujer tiene a veces para tomar esta determinación, como por ejemplo, el hecho de tener esperanzas de que “el agresor cambie” frente al aparente arrepentimiento que muestra. Pero convengamos que esta idea generalmente está sostenida en creencias que promueven líderes religiosos de su congregación , convencidos que el agresor puede cambiar “introduciéndolo en la fe” y en profesionales que consideran que la violencia ”puede curarse modificando pautas culturales”, y si nos vamos un poquito más lejos, encontramos sustento a estas determinaciones en el mismo Código Procesal Penal de la Nación que posibilita al delincuente un tratamiento terapéutico, en la idea de que “puede rehabilitarse”.

Una realidad que sostiene a la mujer víctima en su idea de reconstituir el vínculo con el agresor es la idea de no privar a los niños fundamentalmente de los recursos que el agresor le provee, como ser una vivienda y un pedazo de pan. En otros, la idea de que los niños van a tener que abandonar la institución educativa privada donde asisten y van a quedar privados de sus espacios de diversión y esparcimiento al no poder pagar las altas cuotas monetarias que estos lugares absorben. Y no son por cierto éstas ideas delirantes, porque en nuestra provincia en muchos casos el poder judicial no asegura a las víctimas de violencia familiar una pensión alimenticia que cubra ni siquiera las necesidades básicas de los niños cuando la pareja se separa.

Seguramente hay cuestiones internas y externas muy fuertes como para que la víctima tome la decisión de contradecir una decisión anterior y se vea obligada a decir que “mintió” para que el retiro de los cargos se efectivice, algo muy complejo se debe jugar en su interior como para que ella acepte sufrir cuando todos la señalen como una farsante por haber realizado una falsa declaración o bien como cobarde al no sostener su denuncia.

Solicito a los organismos provinciales competentes en el caso que investiguen fehacientemente los motivos que llevaron a Nancy a tomar esta determinación para poder ayudarla y que este no sea un caso más del cual nos tengamos que lamentar más adelante.



Regina Perea
Presidenta de la AsociaciónCivil Atenea
(Nuclea a Mujeres Víctimas de Violencia Familiar
de la Pcia. De Tucumán)