ASÍ DECLARÓ EL MARIDO DE LA MUJER QUE FUE ASESINADA Y ENTERRADA EN EL PATIO DE SU CASA

martes, 13 de abril de 2010

Miradas Al Sur (del domingo 11/4)

Confeso Segovia: "La maté con mis propias manos"

ASÍ DECLARÓ EL MARIDO DE LA MUJER QUE FUE ASESINADA Y ENTERRADA EN EL PATIO DE SU CASA

El episodio, según la confesión de Juan Agustín Segovia (50) -a la que tuvo acceso Miradas al Sur- sobre los últimos minutos vividos con su ex mujer antes de que la asesinara y enterrara en un patio interno ubicado al costado de su casilla, había comenzado poco antes de un mediodía en el invierno pasado. "¿Qué hacés acá, perra inmunda? Tomatelá si no querés terminar mal': Mónica Bauzá (43) había caído de improvisto en la vivienda de su ex marido, ubicada en un lote de 20 por 30 metros cuadrados, el que compartían hacía seis años, desde su separación.
-Necesito guita -reclamó ella-.
-¡No tengo. Andáte, puta reventada! -contestó el hombre
-Con mi cuerpo hago lo que quiero. ¡Dale, vago, salí a trabajar y poné! -remataría la mujer
La discusión habría durado no más de 30 minutos. Se había tornado muy intensa. Tanto es así que Mónica volvió a sufrir una golpiza. El cuerpo del tipo -mide 1,90 de estatura y pesa 105 kilos- triplicaba al de ella. Con una mano tomó su cabeza, y con la otra tapó su rostro hasta dejarla sin aire, sin voz, sin vida. Mónica murió de asfixia. Era el 18 de agosto. Y recién este miércoles encontraron su cuerpo.
"Yo la maté. Lo hice con mis propias manos." Y se puso a llorar. Fue lo primero que dijo Segovia no bien comenzó la declaración indagatoria, luego de que lo detuvieran en Constitución, donde hacía 15 días vivía como un indigente. "Se desmayó -continuó- y ahí me di cuenta que estaba muerta. Intenté reanimarla pero ya era tarde. No supe qué hacer. Entonces, la enterré."
Tras el relato, desde el Ministerio de Seguridad provincial llamaron por teléfono a la fiscal Ana Medina, que de inmediato ordenó la excavación. Eran las 22.30. Personal de la Superintendencia de Delitos Complejos, bomberos y la fiscal fueron los que estuvieron en el lote de la calle 68, entre 153 y 154, en la ciudad de La Plata. Apartaron a la familia y, ya a la medianoche, confirmaron la noticia. El olor a muerte se había hecho sentir.
Mónica había sido enterrada en un lugar donde había basura, escombros, ladrillos, lajas y maderas. Segovia había hecho un pozo de 79 centímetros y lo tapó con ese mismo material. Según un perito consultado por este diario, "esa tierra contenía arcilla, lo que no permite bien la putrefacción del cuerpo. La piel se hace como un cartón, o sea, no se descompone. Por eso, los perros, que no son infalibles, no detectaron nada". Esa versión no fue bien recibida por la familia, que desde la desaparición, remató contra el accionar policial. "Estaba enterrada ahí y nadie vio nada', repitió su madre, Marta, ante los medios. Ella había encabezado todas las marchas en donde demostraba que Mónica pedía la exclusión del hogar de su ex pareja golpeador. Mónica era buscada hacía ocho rieses. Por su casa habían pasado cinco inspecciones con resultado
negativo. La fiscal Medina, en diálogo con Miradas al Sur, dijo que "siempre se mantuvo la sospecha del marido, pero en la causa primitiva se buscaba a la mujer. Segovia nos recibía simulando siempre una preocupación". El hombre, además, era cara visible en las marchas del silencio. Hasta que se dio a la fuga. Desde entonces, la causa daría otro giro.
Ahora, lo buscaban a él. Y tardaron 15 días. Una pista fue que Segovia había sido ciclista de ruta, cuyo mundillo tiene su grupo de pertenencia. De ahí surgieron testimonios, más los de los vecinos, sumado a los tres policías civiles que identificaron a Segovia en Constitución, donde lo detuvieron. Tras el estallido del caso, la familia también vinculó al hijo mayor, Jonathan Mauro, oficial de la policía Bonaerense, con el crimen. Si bien algunos medios hablaron de hasta una supuesta
detención del joven, eso no figura en la causa.
La historia. Mónica tenía apenas 15 años, en 1980, cuando quedó embarazada. Su entonces novio, Juan, padre de Jonathan, tenía 21. De allí en más formalizaron una relación que duró nada menos que 30 años. En el medio, tuvieron dos hijos más: Nicolás y Jésica, con sólo un año y medio de diferencia. La familia vivía en una casa, en aquel lote que Segovia había heredado.
Ella trabaja como empleada de limpieza y él como peón de taxi y camillero de hospital. Lo cierto es que Mónica hacía años que era golpeada. Y le costaba romper el silencio. El temor a la soledad, a quedarse sin dinero y sin vivienda eran algunas de las razones que no la dejaban actuar. Sin embargo, el 22 de noviembre de 2006 -y luego en junio de 2007-, tras una fuerte pelea, hizo la denuncia en la Comisaría tercera de Los Hornos, por malos tratos y amenazas. "Viví siempre con violencia. Y ahora vivo golpeada y amenazada". Aquellas palabras, con sus detalles, terminaron en un Juzgado de Familia que, más tarde, archivaría la causa. Por entonces, se supo que Mónica también se había criado en un círculo violento. Su madre también había sido golpeada. Aún separada, Mónica convivía en el mismo lote, aunque en casas diferentes. Siempre había algún cruce, pero ella terminaba cediendo por temor a volver a ser golpeada.
Ana González, especialista en el tema, actualmente investigadora del Inadi, señaló a Miradas al Sur que "la violencia de género es subestimada en tanto grave problema social, con consecuencias catastróficas. Muchas más mujeres son asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas por año, que las víctimas fatales por otros problemas de inseguridad. Y, sin embargo, al hablar de inseguridad este dato no se tiene en cuenta':
González indicó: "Es muy común que las mujeres denuncien y no sean escuchadas. No se les da ni orientación ni protección". La nueva ley 26.485, de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género, obliga a los funcionarios a denunciar estos hechos y a dar orientación de protección y para que la mujer pueda terminar con la violencia.
Por eso -agrega González"nunca se debe desestimar una denuncia, porque muchas veces termina en muerte' "En toda desaparición de mujer se debe manejar la hipótesis de la violencia de género, con sus variantes, e investigada como tal hasta que se pruebe lo contrario". Será cuestión que se aplique la ley para que no se repitan estos casos