Manifiesto Atenea

jueves, 21 de agosto de 2008

Buenas días a todos.
Mi nombre es Regina Perea y soy Presidenta de la Asociación Civil Atenea.
Agradezco en primer lugar a las autoridades de la Asociación de Prensa de Tucumán, y en especial a Ramiro Rearte, por esta oportunidad que nos han dado de expresarnos públicamente y a los/as periodistas que se han hecho presentes el día de hoy para acercar a la población lo que Atenea desea comunicarle.
Quiero agradecer también a algunas personas muy queridas, que no solo acompañan incansablemente a Atenea sino que también la impulsan y defienden, al Lic. Gustavo Diaz Fernandez, a la Dra. Nélida Bendek (letrada asesora de nuestra asociación) y a dos especialistas en violencia familiar de impecable y reconocida trayectoria, la Dra. Lucía Briones y la Psic. Marta Santaolalla.

Atenea es una asociación civil que nuclea a mujeres víctimas de violencia familiar de la Provincia de Tucumán y tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las mujeres y de sus hijos/as. Está pensada para la mujer y su realización personal en un contexto de crisis.

Para mencionar brevemente nuestros inicios, les podemos contar que las primeras reuniones de Atenea se realizaron en Abril de 2004, prácticamente en secreto por razones de seguridad, en una casona que llamábamos “La casa del Ferrocarril”, donde vivía una de las mujeres miembro de la Comisión Directiva de la asociación.
Esa casa nos trae el día de hoy mucha nostalgia, en parte porque ya no nos reunimos allí, pero además porque la “Justicia” obligó a nuestra compañera a entregar la casa al agresor en medio de litigios y resoluciones poco claras.
Fue el lugar donde elaboramos nuestro Estatuto, debatimos los proyectos y las estrategias que hoy estamos poniendo en práctica pero también fue el lugar donde una vez más fuimos testigos de los atropellos del agresor.
Nuestra compañera, que luchó junto a nosotras los primeros tiempos, se fue de la provincia buscando un lugar donde vivir y un trabajo con el cual sostenerse, pero fundamentalmente intentando olvidar las injusticias que vivió en Tucumán y la pérdida de los hijos por los cuales luchó incansablemente. Una compañera que intentó defender sus derechos frente a una Justicia sorda y ciega. A veces alejarse de la violencia es el único camino que tenemos para escapar de la locura.

En Agosto de 2005 realizamos la Asamblea Inicial Constitutiva y en Septiembre de 2007 recibimos la Personería Jurídica, después de mucho bregar y gracias al incansable trabajo de la Dra. Nelida Bendek, quien movilizó cielo y tierra para que podamos acceder a ella.

A lo largo de estos años, varias mujeres que inicialmente integraron Atenea, fueron quedando en el camino por problemas de violencia y por los problemas personales, directa o indirectamente, relacionados con la misma.
A nosotras, las que seguimos, nos cuesta bastante mantenernos en esta tarea mientras atendemos los numerosos problemas que la violencia nos sigue ocasionando, pero nos impulsa el convencimiento de que vamos por buen camino y que nuestra participación es necesaria para cambiar la realidad que nos ha tocado vivir.

Hoy nos convoca en este lugar el deseo de expresar a los familiares de las mujeres muertas en manos de sus parejas o ex parejas, nuestro sincero pesar.
Contarles que en la intimidad de nuestra asociación vivimos con mucha tristeza los pormenores de los acontecimientos que se suceden en torno a sus muertes y con indignación cuando los medios de comunicación tejen historias escabrosas a los pies del cajón, solamente para aumentar el nivel de audiencia
Contarles que vivimos la muerte de sus hijas, hermanas y madres con mucha impotencia también, al comprobar que nuestros esfuerzos no alcanzan a evitar la muerte de nuestras compañeras.
Miramos impávidas y en silencio las noticias, y las caras y los nombres de las víctimas nos resultan familiares, como si las conociéramos de siempre por más que no las hayamos visto nunca.
Reconocer que el dolor indescriptible que seguramente estas familias están sintiendo en este momento no lo puede comprender nadie que no haya pasado por este horror.
Contarles que nuestros/as familiares y nuestras madres también sintieron dolor cuando se enteraron de nuestro sufrimiento y que también sienten dolor hoy, cada vez que nos ven recorrer los pasillos de Tribunales sin encontrar una respuesta o cada vez que tienen que acompañarnos a las comisarías para radicar una nueva denuncia, pero sabemos que no es el mismo dolor, porque nuestros/as familiares todavía mantienen viva la esperanza de que todo esto se termine y salgamos ilesas, mientras que los/as familiares de las mujeres muertas ya no.
El dolor de nuestros/as familiares no es tan grande como el dolor de estas familias atravesadas por la tragedia, pero se acerca, porque es el dolor del que observa cómo la vida de sus hijas se consumen en la violencia. El de nuestros padres, nuestras madres, el de nuestros hermanos, es el dolor frente a la posibilidad cercana de que nuestra vida se acabe sin que ellos puedan evitarlo, es el dolor por no saber lo que nos depara el futuro mañana en medio de tanto riesgo.
El dolor de nuestros familiares se agranda al ver nuestras mochilas cargadas de papeles fríos, de oficios, de demandas y expedientes raídos, al ver que arrastramos los juguetes, las mamaderas y los pañales de nuestros/as hijos/as para esperar largas horas en los pasillos de Tribunales, nuestros familiares sufren al vernos caminar con los hombros encorvados, los cabellos descuidados, la mirada triste y las ojeras marcadas por el cansancio, cargando en brazos a nuestros/as hijos/as mientras pasamos de oficina en oficina, de comisaría en comisaría, de refugio en refugio, escapando de la muerte que nos espera en cada esquina.
Algunas mujeres han muerto por la violencia y otras somos simples sobrevivientes, una especie de muertos vivos.
En nuestra asociación, cada vez que muere una mujer víctima de violencia familiar, nos preguntamos cuál será la próxima, cuál será la mujer que estará corriendo mayor riesgo como para ayudarla con urgencia, pero entonces caemos en la cuenta de que todas están en iguales niveles de riesgo porque los agresores son impredecibles en sus actos. Todos amenazan de muerte a sus víctimas pero solo algunos cumplen su amenaza, de tal manera que tomamos cada problema con la misma urgencia y entonces el tiempo, los recursos y las buenas intenciones no nos alcanzan.
Sabemos que los/as familiares de las víctimas no tienen consuelo, porque nadie va a devolverles a su ser querido, pero queremos pedirles que nos abran las puertas para compartir su dolor de cerca. A veces no sabemos cómo contactarlos en esos momentos tan difíciles por eso queremos invitarlos/as a que se acerquen a nuestra asociación para ayudarnos mutuamente.

Para los/as familiares de las víctimas nuestro más profundo respeto.

Queremos poner de manifiesto en esta oportunidad también, nuestro profundo compromiso con la problemática de la violencia familiar.
Hacerle saber a la comunidad que nuestro lugar está al lado de las víctimas y sus familias, haciendo conocer a todo el mundo la situación que atraviesan, acercando sus necesidades a quienes estén dispuestos a satisfacerlas, denunciando los abusos que se cometen contra ellas, solicitando todo aquello que por sus propios medios no lo pueden hacer, exigiendo a los responsables de su seguridad y bienestar que cumplan con sus obligaciones.
No respondemos a una ideología política ni religiosa.
Nuestras conciencias y voluntades no se compran ni se venden.
Tenemos muy en claro el sentido ético y de justicia que sostiene a nuestra asociación.
No hay nada que pueda callarnos ni amedrentarnos, porque si algo aprendimos de la violencia, es que las consecuencias son mucho más graves cuando no hablamos, cuando por miedo llegamos a tender un velo alrededor de los abusos y nos dejamos atrapar.
Hoy estamos aquí nosotras, pero mañana estarán otras mujeres que lucharán por nuestros derechos. Siempre habrá mujeres en la asociación dispuestas a reclamar, si no es por convicción y apego a la asociación misma, por desesperación, lo cual puede llegar a ser mucho más inquietante para cualquier poder que quiera acallarnos.
Hoy las mujeres están contenidas por nosotras, pero mañana puede que se desborden y nadie las pueda retener. Se necesitan respuestas inmediatas y efectivas para que esto no ocurra.

Como es nuestra responsabilidad, vamos a pasar a contarles cuál es la situación de la violencia familiar en la Provincia de Tucumán, desde la mirada de las víctimas.

La violencia familiar en nuestra sociedad, está sostenida en muchos factores interrelacionados: teóricos, místicos y prácticos.

Voy a darles un solo ejemplo de cada uno para que no nos aburramos todos:

TEÓRICOS: Que algunos profesionales digan que los agresores pueden cambiar sus conductas violentas modificando sus pautas culturales o sus matrices de aprendizaje, lleva a que miles de mujeres esperanzadas en salvar su matrimonio intenten una y otra vez que el agresor cambie. Huyan cansadas de recibir malos tratos y luego vuelvan a probar otra vez, cuando se sienten un poco mejor.

MISTICOS: Que algunos líderes religiosos aseguren que los agresores pueden cambiar sus conductas violentas introduciéndolos en la fe y en las creencias y costumbres sagradas, lleva a que miles de mujeres creyentes se esfuercen en convertir a sus maridos para encontrar un poco de paz en la familia.

PRACTICOS: Que la mujer víctima solicite un abogado gratuito en la Defensoría Oficial y le contesten que NO porque tiene una casa a su nombre y por lo tanto no cumple con los requisitos de pobreza que ellos exigen para entregar este servicio, pero resulta que la mujer justamente viene a pedir patrocinio porque anda rodando en la calle con sus hijos desde que el agresor la corrió de la casa.

La violencia familiar en nuestra provincia también se sostiene en la falta de políticas de estado tendientes a dar una solución definitiva a los problemas concretos de las mujeres víctimas y sus hijos.

Nosotras diríamos que en Tucumán existen buenas voluntades, personas particulares y otras pertenecientes a instituciones del Estado que trabajan fervorosamente pero por sus propios medios.

No nos importa tanto que se inauguren nuevos servicios, como que se mantengan en buen funcionamiento aquellos de probada eficacia.
Respecto a la Policía y el Poder Judicial, dos instituciones por las cuales indefectiblemente tienen que pasar las víctimas, nuestra asociación realizó dos informes que fueron editados en una revista del medio y que está a disposición de toda la comunidad en nuestro blog. Este informe resume el accionar de los jueces, de los empleados de los juzgados, secretarías, defensorías oficiales civiles y penales como así también el accionar de las Defensoras de Menores y los profesionales del Gabinete Psicosocial.

Voy a leer una pequeña parte que resume el accionar de la Justicia:

“El Poder Judicial en la Pcia. de Tucumán, no da respuestas a las urgentes solicitudes de protección y ordenamiento que hacen las víctimas de violencia familiar y no aporta soluciones viables a los graves conflictos que se suscitan a raíz de la misma. Por el contrario las más de las veces, complica la situación de las víctimas y sus hijos a corto, mediano y largo plazo, los expone a mayores riesgos, deja que las víctimas encuentren la muerte, tapa y apoya la violencia, entrega mensajes peligrosos a los niños y adolescentes, no brinda resarcimiento moral y económico a las víctimas, ejerce violencia agregada a la ya existente, ocasiona grandes pérdidas de tiempo y dinero a las víctimas y fundamentalmente, castiga a las víctimas y absuelve al agresor siendo por esto el centro de grandes injusticias”.
“En la mayoría de los casos las víctimas tienen que conformarse con soluciones a medias donde siempre terminan perdiendo un poco más de su dignidad. A las agresiones recibidas se suma luego la pérdida de sus hijos, del trabajo, de la vivienda, de los bienes muebles, de la tranquilidad y la dura realidad de tener que enfrentarse también a la discriminación de la sociedad y a las burlas del agresor, razón por la cual muchas mujeres se abstienen de separarse convencidas de que, lo que les depara el destino después, no es para nada mejor que lo que están viviendo junto a él.

Y por último este informe resume el accionar de la policía tanto en las comisarías zonales como en el Centro de Atención y Orientación de la Violencia Familiar.

Los/as invitamos entonces a visitar nuestra página donde encontrarán detalles de todo esto.

En este momento nuestra asociación está elaborando nuevos informes relevamiento que serán expuestos en nuestra página en la brevedad.

Nuestra intención es despertar el interés de todos los/as ciudadanos/as en esta problemática a fin de que deseen informarse y participar de las actividades que se realizan.

Creemos que se han logrado muchas cosas positivas en estos últimos tiempos, pero vamos por más.

Antes cuando se negaban a recibir nuestra denuncia en las comisarías, volvíamos a la casa con el agresor a continuar nuestra vida como podíamos. Hoy en cambio reclamamos y denunciamos estos abusos.

Antes dejábamos que los/as jueces nos falten el respeto en las audiencias, ahora les exigimos compostura.

Antes escondíamos nuestros rostros para que nadie nos viera por la vergüenza que sentíamos, ahora damos la cara con mucho orgullo porque nos sentimos valiosas.

Invitamos a todas las mujeres víctimas de violencia familiar que compartan el sentido profundo de nuestra asociación y a cualquier ciudadano/a de nuestra provincia que desee hacerlo, a participar de la construcción de este espacio privilegiado de NO VIOLENCIA que es Atenea.

Y a los medios de comunicación les pedimos que nos acompañen en nuestro camino.

Los/as necesitamos/as fundamentalmente en las audiencias donde ocurren los mayores abusos contra las víctimas de violencia familiar por las características de privacidad que ostentan.

Los/as necesitamos/as en las comisarías entrevistando a las víctimas para ver cómo fueron atendidas.

Los/as necesitamos/as en los Servicios Legales Gratuitos para hacer conocer a la comunidad cuantas mujeres carenciadas quedan fuera del patrocinio.

Gracias a todos por escucharnos con atención y respeto.


Este texto fue leído por Regina Perea, Presidenta de la Asociación Civil Atenea, acompañada por la Comisión Directiva de la organización, ante periodistas, y representantes de organizaciones no gubernamentales y gubernamentales el día jueves 21 de agosto de 2008 a las 9 am en la sede de la Asociación de Prensa de Tucumán.