sábado, 29 de agosto de 2009
BARRIO SAN CARLOS - DRAMA FAMILIAR
Enojado con su esposa, ató de pies y manos a su hijo, lo colgó con una cuerda y después se mató
Sábado 29 de Agosto de 2009 | El niño de 9 años había ido a buscar a su padre al salir del colegio, para que lo llevara hasta la casa, en la que lo esperaba su madre. El hombre de 38 años, que trabajaba en una citrícola, había preparado el salvaje ataque. Se encerró para que nadie lo escuchara.
Fotos
ampliar foto | TODO EL DOLOR DEL MUNDO. Mabel Ruiz, la madre de Enzo, llora con las manos en la cara mientras una amiga trata de entender lo ocurrido. LA GACETA / FOTOS DE JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
ampliar foto | FAMILIARES. María y José Miguel, tía y abuelo del pequeño.
ampliar foto | DESESPERACION. Una de las hermanas del niño llega a la casa.
ampliar foto | A LA MORGUE. Los policías retiran en una camilla el cuerpo del homicida.
Se cree que intentó pedir ayuda. Que miró a los ojos a su agresor y le preguntó: "¿qué estás haciendo, papá?". Que cuando vio que lo inmovilizaban pretendió escapar, pero no pudo. Una fuerza asesina lo sujetaba, decidido a concretar un ataque inexplicable. Los investigadores sostienen que Enzo Miguel Angel Ramírez, un chico de 9 años, jamás sospechó lo que estaba por pasar. "El adoraba a su padre", dijo llorando Mabel Ruiz, la madre del chico, mientras esperaba que le entregaran el cuerpito en la morgue del Hospital Padilla. Su marido, al que ella había denunciado varias veces por violencia doméstica, se había suicidado de la misma forma en la que había matado a su hijo.
Hace una semana Mabel Ruiz decidió abandonar la casa en la que desde hace 17 años vivía con Miguel Angel Ramírez, de 38 años, en calle Rondeau al 3.400, en el barrio San Carlos, al suroeste de la capital. Según ella misma reconoció cuando habló con LA GACETA, estaba cansada de los golpes. Entonces se fue a vivir con sus padres a El Colmenar, y se llevó a sus tres hijos, dos mujeres y Enzo, que era el menor.
El chico concurría todas las mañanas a una escuela que está sobre calle Lavalle, cerca de su casa. "Como extrañaba a su papá, cuando salía del colegio se venía para aquí a verlo", explicó María, una tía del pequeño. "Papá, me das $ 1", era el pedido diario de Enzo. Ramírez trabajaba en una citrícola pero hacía una semana lo habían despedido, aseguró José Miguel Rodríguez, abuelo del chico.
La tensión entre Ruiz y Ramírez fue en aumento durante toda la semana. Los mensajes amenazantes de hombre se repetían. "El creía que lo había dejado por otro, pero eso no era cierto. Ella no quería que le pegaran más", afirmó Matilde, una vecina de la zona, sin poder dar crédito a lo que había sucedido.
El hombre tenía todo planeado. Ayer esperó que llegara su hijo y lo hizo pasar a la casa en la que habían vivido juntos hasta hace una semana. Es una construcción sencilla, de dos piezas y un living comedor, ubicada en la parte de atrás de otra casa en la que vive la madre y el hermano de Ramírez. Una vez adentro cerró la ventana y la puerta. El hombre tiene un televisor al que le había adosado dos parlantes de centro musical. Encendió el aparato y subió el volumen al máximo. No quería que nadie escuchara lo que estaba por hacer. Personal de la Policía Científica, de la división Homicidios y de la seccional 3a reconstruyó cada uno de los pasos que siguió el asesino. Primero le ató los pies con un cordel y luego las manos a la espalda. Después le tapó la boca con una venda gruesa. Había conseguido una gruesa cuerda color naranja, a la que le hizo un nudo corredizo y ató el otro extremo al tirante de metal del techo de chapa. Levantó al chico, le pasó el lazo por el cuello y lo dejó caer.
Después, el hombre hundió sus manos en tinta negra y escribió en una pared: "puta, esto es culpa tuya". El homicida repitió el mismo texto en un mensaje de texto y se lo mandó a su ex esposa. Después se fue su habitación, hizo otro nudo con una cuerda similar, a la que también ató al techo. Se subió a una silla y saltó.
Ruiz, cuando recibió el SMS quedó aterrorizada. Corrió hasta la comisaría a pedir ayuda, luego de haber llamado a una de sus hijas, para que fuera a ver lo que estaba pasando. La mujer y su hija llegaron casi juntas a la vivienda, pero, según dijeron, la madre de Ramírez no las dejaba pasar. Finalmente la menor entró a la fuerza y como la puerta estaba trabada, rompió una ventana. La escena era desgarradora y la adolescente sufrió una crisis de nervios. Entre varios hombres descolgaron a Enzo y lo llevaron al Hospital Padilla. Los médicos nada pudieron hacer. Ya había fallecido.
Dentro de la habitación, Ramírez había dejado una larga carta en la que acusaba a su mujer y la hacía responsable por lo sucedido. Estaba al lado de una foto de Enzo.
Caso cerrado
La Justicia dio por cerrado el caso ya que, al morir el homicida, se extingue la acción penal, según determina la Ley. Los peritos de Policía Científica trabajaron más de tres horas en el lugar hasta que, basándose en las pruebas que había en la vivienda, determinaron lo que había sucedido y se lo comunicaron a la fiscala Teresita Marnero.