sábado, 29 de agosto de 2009
(Otro caso de Abandono de Persona por parte de las instituciones de "Justicia")
Impávidos leemos las noticias sobre los hechos y nos preguntamos una y mil veces cómo pudo haber ocurrido algo así.
La respuesta es una sola: negligencia de los empleados judiciales y policiales que una vez más son responsables de un crímen que se podría haber evitado.
Una Justicia lenta no es justicia. No sirve tener un aparato judicial que no protege a los ciudadanos.
La sociedad está invirtiendo en sueldos que no se justifican.
La seguridad de los ciudadanos es responsabilidad de instituciones y de personas , no es responsabilidad de todos como se pretende hacer creer para quitar el peso sobre los verdaderos responsables.
Dos grandes falencias resaltamos (de todas las que comete el Poder Judicial) y que venimos denunciando desde nuestra asociación hace mucho tiempo.
1- La incapacidad de los profesionales del Poder Judicial para detectar cuando se encuentran frente a perversos y por tanto para medir el riesgo en el que se encuentran las personas allegadas a los mismos.
2- La decisión de Jueces y Defensores de Menores de entregar a nuestros hijos a estos perversos, con el justificativo de que "los hijos necesitan de sus padres para crecer sanamente" ¿Pueden ser padres estos seres terriblemente dañinos?
Si se detecta que un padre es perverso ¿Se deben entregar a los hijos a regímenes de visita? Por supuesto que no, la justicia tendrìa que evitar todo tipo de contacto con este perverso de por vida, porque un perverso no modifica su conducta en el tiempo.
Dos grandes falencias resaltamos (de todas las que comete el Aparato Policial)
1- Dejar que las denuncias de las víctimas mueran en las comisarías y no lleguen al Poder Judicial (por diferentes motivos internos a la institución)
No nos dejemos engañar, este crimen no es producto de la casualidad, ni de la mala suerte, es producto de la negligencia.
Estos hechos seguirán ocurriendo mientras la "Justicia" haga oídos sordos a los pedidos de auxilio de las víctimas.
LA GACETA
BARRIO SAN CARLOS - DRAMA FAMILIAR
Enojado con su esposa, ató de pies y manos a su hijo, lo colgó con una cuerda y después se mató
Sábado 29 de Agosto de 2009 El niño de 9 años había ido a buscar a su padre al salir del colegio, para que lo llevara hasta la casa, en la que lo esperaba su madre. El hombre de 38 años, que trabajaba en una citrícola, había preparado el salvaje ataque. Se encerró para que nadie lo escuchara.Fotos ver Imágenes del día
ampliar foto TODO EL DOLOR DEL MUNDO. Mabel Ruiz, la madre de Enzo, llora con las manos en la cara mientras una amiga trata de entender lo ocurrido. LA GACETA / FOTOS DE JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
ampliar foto FAMILIARES. María y José Miguel, tía y abuelo del pequeño.
ampliar foto DESESPERACION. Una de las hermanas del niño llega a la casa.
ampliar foto A LA MORGUE. Los policías retiran en una camilla el cuerpo del homicida.
Se cree que intentó pedir ayuda. Que miró a los ojos a su agresor y le preguntó: "¿qué estás haciendo, papá?". Que cuando vio que lo inmovilizaban pretendió escapar, pero no pudo. Una fuerza asesina lo sujetaba, decidido a concretar un ataque inexplicable. Los investigadores sostienen que Enzo Miguel Angel Ramírez, un chico de 9 años, jamás sospechó lo que estaba por pasar. "El adoraba a su padre", dijo llorando Mabel Ruiz, la madre del chico, mientras esperaba que le entregaran el cuerpito en la morgue del Hospital Padilla. Su marido, al que ella había denunciado varias veces por violencia doméstica, se había suicidado de la misma forma en la que había matado a su hijo.
Hace una semana Mabel Ruiz decidió abandonar la casa en la que desde hace 17 años vivía con Miguel Angel Ramírez, de 38 años, en calle Rondeau al 3.400, en el barrio San Carlos, al suroeste de la capital. Según ella misma reconoció cuando habló con LA GACETA, estaba cansada de los golpes. Entonces se fue a vivir con sus padres a El Colmenar, y se llevó a sus tres hijos, dos mujeres y Enzo, que era el menor.
El chico concurría todas las mañanas a una escuela que está sobre calle Lavalle, cerca de su casa. "Como extrañaba a su papá, cuando salía del colegio se venía para aquí a verlo", explicó María, una tía del pequeño. "Papá, me das $ 1", era el pedido diario de Enzo. Ramírez trabajaba en una citrícola pero hacía una semana lo habían despedido, aseguró José Miguel Rodríguez, abuelo del chico.
La tensión entre Ruiz y Ramírez fue en aumento durante toda la semana. Los mensajes amenazantes de hombre se repetían. "El creía que lo había dejado por otro, pero eso no era cierto. Ella no quería que le pegaran más", afirmó Matilde, una vecina de la zona, sin poder dar crédito a lo que había sucedido.
El hombre tenía todo planeado. Ayer esperó que llegara su hijo y lo hizo pasar a la casa en la que habían vivido juntos hasta hace una semana. Es una construcción sencilla, de dos piezas y un living comedor, ubicada en la parte de atrás de otra casa en la que vive la madre y el hermano de Ramírez. Una vez adentro cerró la ventana y la puerta. El hombre tiene un televisor al que le había adosado dos parlantes de centro musical. Encendió el aparato y subió el volumen al máximo. No quería que nadie escuchara lo que estaba por hacer. Personal de la Policía Científica, de la división Homicidios y de la seccional 3a reconstruyó cada uno de los pasos que siguió el asesino. Primero le ató los pies con un cordel y luego las manos a la espalda. Después le tapó la boca con una venda gruesa. Había conseguido una gruesa cuerda color naranja, a la que le hizo un nudo corredizo y ató el otro extremo al tirante de metal del techo de chapa. Levantó al chico, le pasó el lazo por el cuello y lo dejó caer.
Después, el hombre hundió sus manos en tinta negra y escribió en una pared: "puta, esto es culpa tuya". El homicida repitió el mismo texto en un mensaje de texto y se lo mandó a su ex esposa. Después se fue su habitación, hizo otro nudo con una cuerda similar, a la que también ató al techo. Se subió a una silla y saltó.
Ruiz, cuando recibió el SMS quedó aterrorizada. Corrió hasta la comisaría a pedir ayuda, luego de haber llamado a una de sus hijas, para que fuera a ver lo que estaba pasando. La mujer y su hija llegaron casi juntas a la vivienda, pero, según dijeron, la madre de Ramírez no las dejaba pasar. Finalmente la menor entró a la fuerza y como la puerta estaba trabada, rompió una ventana. La escena era desgarradora y la adolescente sufrió una crisis de nervios. Entre varios hombres descolgaron a Enzo y lo llevaron al Hospital Padilla. Los médicos nada pudieron hacer. Ya había fallecido.
Dentro de la habitación, Ramírez había dejado una larga carta en la que acusaba a su mujer y la hacía responsable por lo sucedido. Estaba al lado de una foto de Enzo.
Caso cerrado
La Justicia dio por cerrado el caso ya que, al morir el homicida, se extingue la acción penal, según determina la Ley. Los peritos de Policía Científica trabajaron más de tres horas en el lugar hasta que, basándose en las pruebas que había en la vivienda, determinaron lo que había sucedido y se lo comunicaron a la fiscala Teresita Marnero.
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agencia de noticias
San Miguel de Tucumán 29 de Agosto de 2009
Un hombre mató a su propio hijo y se suicidó
El hecho ocurrió en horas de la tarde de ayer en la Capital tucumana, en un caso que, según los investigadores, se habría tratado de una venganza porque su esposa había decidido dejarlo.
La denuncia policial fue realizada por la prima de Enzo Ramírez, el niño, luego de que pasado el mediodía fue a buscarlo a su casa, y se encontró con el trágico escenario.
Al llegar a la casa ubicada en calle Rondeau al 2400, los policías encontraron al niño colgado con una soga al cuello. Para evitar que los vecinos escuchen los gritos, el padre, puso la televisión a todo volumen.
Al realizar una recorrida por la vivienda, encontraron muerto al Miguel Ángel Ramírez, de 38 años, el padre de la criatura, quien se había ahorcado.
La madre del nene, Mabel Ruiz, llegó al lugar cuando ya se había producido el hecho y contó a los investigadores que Ramírez le envió un mensaje de texto advirtiéndole lo que estaba a punto de hacer.
Según el relato de familiares y amigos de Ruiz, su esposo decidió vengarse de ella, porque Mabel le anunció que iba a abandonar la casa que compartían, cansada de los malos tratos recibidos.
Al ver que no había logrado evitar la muerte de su hijo, la mujer sufrió una crisis de nervios y tuvo que ser asistida por médicos que llegaron al lugar.
El niño había asistido durante la mañana a la escuela y regresó a la casa al mediodía, cuando ocurrió el trágico desenlace.
Según familiares, la mujer había efectuado varias denuncias policiales y ante las autoridades judiciales de los malos tratos que recibía y del peligro que significaba, tanto para ella como para su hijo permanecer en la casa conviviendo con Ramírez. Enviar comentario >>>
LA GACETA
BARRIO SAN CARLOS - DRAMA FAMILIAR
"Yo hice las denuncias por los golpes, pero a nadie le importó"
Sábado 29 de Agosto de 2009 La madre del niño afirmó que había decidido irse de su casa junto con sus tres hijos cansada de las palizas que recibía de su marido.
Sentada en un escalón se tomaba la cara de las manos. La última semana había sido una de las más difíciles de su vida, pero jamás pensó que iba a terminar de la peor manera. "¿Por qué tuvo que matarlo a él? Se hubiera matado solo", se preguntaba y se respondía al mismo tiempo Mabel Ruiz, la madre de Enzo Ramírez.
La mujer, desgarrada por el dolor, le dijo a LA GACETA que había interpuesto varias denuncias por malos tratos contra su ex marido, Miguel Ramírez, pero que ninguna había prosperado. "Me fracturó un brazo a golpes, me dejaba toda morada. ¿Cómo quería que siguiera con él", dijo.
Ruiz afirmó que se asustó mucho cuando Ramírez la amenazó con un revólver, y que por eso decidió abandonar la vivienda. "Igual me llamaba, o me mandaba mensajes diciendo que me iba a matar. Yo hice la denuncia en la Policía, pero parece que a nadie le importó", dijo la mujer, presa de una crisis de nervios.
La madre de Enzo admitió que el chico adoraba a su padre. "Por eso iba a buscarlo todos los mediodías, y él después lo llevaba en la bicicleta hasta El Manantial, donde ya me había ido a vivir yo. No puedo creer que haya hecho una cosa así", afirmó mientras sus familiares intentaban consolarla. La mujer se pregunta porqué sus denuncias no prosperaban. "Todos los días iba a Tribunales para saber qué había pasado con las denuncias, con los papeles que había dejado y me decían que esperara, que esperara. Tanta espera y el final me devuelven a mi hijo en un cajón", dijo, y lloró otra vez.