viernes, 20 de febrero de 2009
- Porque las mujeres no saben distinguir a los hombres violentos de los que no lo son. Los ciudadanos no tenemos la “bolita mágica” para adivinar cómo es la persona con la que nos involucramos. No existen campañas para concientizar, educar y prevenir en estos temas. Pero además, los profesionales supuestamente especializados en violencia familiar tampoco saben distinguirlos, tal como lo demuestran los informes que realizan para el Poder Judicial, donde describen a los agresores como personas "amables", "consideradas", "respetables" y "buenos padres de familia".
- Porque las mujeres piensan que los hombres que muestran ciertas conductas violentas pueden modificarlas con su ayuda abnegada, con sus atenciones y su ejemplo de entrega ilimitada. Pueden pasar toda una vida esperanzadas en este cambio sin resultado alguno. Pero son justamente los profesionales los que refuerzan esas ideas en las víctimas, proporcionando argumentos "científicos" y terapias tendientes a recuperar al agresor. Los líderes religiosos también creen en esta conversión y por eso incentivan a las víctimas a seguir intentando modos de ayuda al agresor.
- Porque existen pautas culturales y representaciones sociales que brindan a las personas mensajes equivocados a cerca de la realidad tales como “en toda pareja hay peleas" "las mujeres tienen que aprender a sobrellevar los problemas conyugales” “El amor siempre duele y soporta todo”, "todos los hombres son brutos, son el sexo fuerte" llevándola a creer que la rudeza es un signo de hombría e invitandola a soportar la violencia.
- Porque las mujeres piensan que los hombres que muestran ciertas conductas violentas pueden modificarlas con su ayuda abnegada, con sus atenciones y su ejemplo de entrega ilimitada. Pueden pasar toda una vida esperanzadas en este cambio sin resultado alguno. Pero son justamente los profesionales los que refuerzan esas ideas en las víctimas, proporcionando argumentos "científicos" y terapias tendientes a recuperar al agresor. Los líderes religiosos también creen en esta conversión y por eso incentivan a las víctimas a seguir intentando modos de ayuda al agresor.
- Porque existen pautas culturales y representaciones sociales que brindan a las personas mensajes equivocados a cerca de la realidad tales como “en toda pareja hay peleas" "las mujeres tienen que aprender a sobrellevar los problemas conyugales” “El amor siempre duele y soporta todo”, "todos los hombres son brutos, son el sexo fuerte" llevándola a creer que la rudeza es un signo de hombría e invitandola a soportar la violencia.
- Porque los hombres violentos circulan libremente por la ciudad. Si estuvieran encarcelados nadie podría elegirlos; las mujeres no podrían convivir con ellos ni tener hijos que luego sufrirán las consecuencias.